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Empowerment during COVID-19: the Health Literacy option

Writer: Satya StudioSatya Studio

En este delicado momento global, una de las principales preocupaciones es no rebasar la capacidad de las instituciones de salud para atender a quien de verdad lo necesita. Pero además del distanciamiento social, ¿qué otras alternativas tenemos para hacer realidad la no explosión de más casos (#flattenthecurve)? Qué podemos hacer como individuos, consumidores de salud para no correr al hospital ante los primeros síntomas? y sobre todo ¿qué pueden hacer las entidades públicas como hospitales, gobiernos, sistemas educativos para destinar sus camas y salas de urgencias a quienes verdaderamente lo necesitan?

Las personas -independientemente de nuestro nivel de estudios- no contamos con suficiente entendimientos prácticos sobre como cuidar nuestra salud, y por lo tanto no podemos tomar las mejores decisiones al respecto. Es una realidad que está siendo acentuada en este punto de la historia. Desde el punto de vista del profesional de "bata blanca", lo que abundan son formas poco efectivas para comunicar las medidas de sanidad, los tratamientos médicos que nos prescriben y los diagnósticos de laboratorios. Estas indicaciones vitales por lo regular no están diseñadas en un lenguaje claro (#PlainLanguage) y crean una brecha de entendimiento que vuelve dependiente y temeroso al paciente frente a su médico, porque no entiende -en sus propios términos- su situación y sobre todo sus alternativas a cabalidad.

Por ello, el concepto de Alfabetización en Salud (#HealthLiteracy) en estos tiempos del COVID19, es más vital que nunca. Se trata de una ecuación muy eficaz que consigue estabilizar el uso de un servicio de salud y reducir la cantidad de visitas innecesarias o de "código verde", dándole un certeza a los usuarios y un respiro a los profesionales de salud para poder atender en verdad a las emergencias o "códigos rojos". En Estados Unidos se tiene documentado desde inicios del año 2000, como las instituciones que implementan programas de Health Literacy, terminan recibiendo por cada dólar que invirtieron hasta 3 dólares en ahorros. Estamos hablando de un ROI que realmente hace ganar-ganar-ganar, no solo en lo financiero, sino en la capacidad de comprensión y mejores elecciones que logran seguir los pacientes, la promoción de salud en una comunidad empoderada y la utilización racional de una red médica.


Estamos hablando de una estrategia y ejecución más allá de los materiales convencionales de "prevención" o las campañas tipo "Mídete, Chécate". Esta clase de programas son auténticos esfuerzos por hacer accesible, con un lenguaje claro, las acciones que una persona común puede llevar a cabo ante enfermedades comunes y accidentes, de una forma segura, con los recursos que encuentra en casa, validadas por médicos e institutos de prestigio.

Qué recomendaciones podemos seguir quienes nos dedicamos a esta clase de divulgación:

  • Redactar el material para que sea comprendido por cualquier persona a partir de cuarto año de primaria.

  • Con tipografía de 14 puntos

  • Utilizando ilustraciones culturalmente relacionadas (evitando modelos, usando personas reales)

  • Siempre frases cortas con "bullets", evitando párrafos con más de 2 ideas.

  • Siguiendo la estructura lógica: "qué es", "cómo sé si tengo ese padecimiento", "qué puedo hacer en casa", "cuándo debo acudir al médico" y "cuando debo de acudir a urgencias"

Tal es el ejemplo del proyecto "Qué hacer cuando su hijo se enferma?" cristalizado en el Estado de México en 2018-2020 con la diseminación de 15,000 libros en las clínicas del ISSEMYM con un alcance de 60,000 personas cuidadores de niños de 0 a 11 años. Incluyendo la capacitación al cuerpo de enfermeras, servicio social y pediatras. cuyos resultados están -nuevamente- redundando en menos visitas innecesarias a los centros de salud y padres más involucrados con la atención de síntomas en sus hijos.

 
 
 

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